Estimado Oficial de Cuentas, encargado de mi existencia,
les escribo muy contrariado, pues abusan de mi paciencia.
Analizando prolijamente el resumen, considero estar al día,
sin embargo, persisten en debitar, mis momentos de alegría.
Estoy revisando en las columnas, de su sistema computado,
pocos asientos en el Haber y un Debe, de facturas recargado.
En mi cuenta se asentó un gozo, que sólo duró un momento
porque, al juzgarla inadecuado, efectuaron el contra-asiento.
Hace más de sesenta años, cuando rubricamos los contratos,
se estipuló que recibiría, momentos felices y, otros, no gratos.
Si la cuestión es nivelar las cuentas, entre presente y pasado,
con tantos momentos adversos, lo bueno, estaría amortizado.
Agradezco todo lo bello vivido, que me brindó una etapa rica,
lo que hace tiempo están cobrando, aplicando la letra chica.
Diga señor, cuánto les debo, por las satisfacciones recibidas.
Si, para pagar, alcanzará con ésta o necesitaré de más vidas.
Si estarían predispuestos, a adjudicarme un crédito puente,
que me transfiera algo de dicha, por estos días, tan renuente.
¿No estarán queriendo cancelar mis permanencias terrenales
y donde piensan enviarme, acaso, no se aceptan mis avales?
Alguna vez controlé deudores y sé entender cualquier enojo,
cuando morosos no se hacen cargo, de sus números en rojo.
Pero, a lo largo de mi vida, demostré ser un estricto pagador,
sin embargo, me están enviando, de continuo, un cobrador.
Intento hablar con su Jefe, pero la línea da siempre ocupada
y si logro comunicarme, una voz angelical, filtra mi llamada.
Si tanta insistencia por cobrar deudas antiguas, aún perdura,
no considero su precio razonable, sino otra forma de usura.
viernes, 29 de junio de 2007
miércoles, 27 de junio de 2007
ROPA SUCIA
A jovencitos en departamentos, que habitan en soledad,
bancan sus padres de campo, para estudiar en la ciudad.
Por un PH, próximo a la facu, piden lo que se les antoja,
a chacareros, que sacrificarán, muchos quintales de soja.
Aprenden a valerse solos, mostrando una actitud valiente,
aunque jamás tienden la cama, ni comen comida caliente.
Cada tanto regresan a casa, atraídos por un plato de sopa,
llevando un gran cargamento, con sucias mudas de ropa.
Las madres, que saben, que puede esperarse de sus hijos,
antes de dedicarse a las prendas, se ponen unos barbijos.
Hay tanta ropa de los bolsos, que nunca acceden al fondo
y al descorrerse los cierres, les invadirá un tufo hediondo.
Se inundará todo el ambiente, con ese perfume distintivo,
de las remeras impregnadas, de desodorante sobre chivo.
Luego, aparecerán en escena, medias que se paran solas
y los calzoncillos, viciados, de un persistente olor a bolas.
En algo no transigirán: Las sabanas que usan sus varones,
estampadas por todas partes, con sospechosos lamparones.
Una colección, muy “acabada”, de poluciones nocturnas,
más muchos “votos en blanco” que no encontraron urnas.
No usarán lavarropas, ni fregarán con jabón en escamas,
los dirigirán al Lave-Rap, con la ropa sucia de sus camas.
Entonces, los regresos de los hijos, siempre tan esperados,
por un “quita de ahí esas pajas”, terminarán empañados.
bancan sus padres de campo, para estudiar en la ciudad.
Por un PH, próximo a la facu, piden lo que se les antoja,
a chacareros, que sacrificarán, muchos quintales de soja.
Aprenden a valerse solos, mostrando una actitud valiente,
aunque jamás tienden la cama, ni comen comida caliente.
Cada tanto regresan a casa, atraídos por un plato de sopa,
llevando un gran cargamento, con sucias mudas de ropa.
Las madres, que saben, que puede esperarse de sus hijos,
antes de dedicarse a las prendas, se ponen unos barbijos.
Hay tanta ropa de los bolsos, que nunca acceden al fondo
y al descorrerse los cierres, les invadirá un tufo hediondo.
Se inundará todo el ambiente, con ese perfume distintivo,
de las remeras impregnadas, de desodorante sobre chivo.
Luego, aparecerán en escena, medias que se paran solas
y los calzoncillos, viciados, de un persistente olor a bolas.
En algo no transigirán: Las sabanas que usan sus varones,
estampadas por todas partes, con sospechosos lamparones.
Una colección, muy “acabada”, de poluciones nocturnas,
más muchos “votos en blanco” que no encontraron urnas.
No usarán lavarropas, ni fregarán con jabón en escamas,
los dirigirán al Lave-Rap, con la ropa sucia de sus camas.
Entonces, los regresos de los hijos, siempre tan esperados,
por un “quita de ahí esas pajas”, terminarán empañados.
miércoles, 20 de junio de 2007
SABER VOLAR
Un día descubrió que, como un pájaro, él podía volar
y desde entonces, de las alturas, se ha negado a bajar.
Se acostumbró a la compañía de aves de bello plumaje,
las que escoltan su vuelo, cada vez que encara un viaje.
Desde su posición encumbrada, se distanció de la gente,
logrando que, en tierra firme, ya no tenga un referente.
La perspectiva lo indujo, a que se sienta un ser superior,
por liderar bandadas de especies, de una escala inferior.
Las aves se alineaban tras él, sin emitir ni un solo grito,
porque es sencillo sojuzgar la voluntad de un pajarito.
Sin tener un padre Dédalo, para que bien le aconsejara,
se elevó sin los recaudos que la prudencia encomendara.
Voló tan alto que, como Icaro, el sol chamuscó sus alas,
golpeándose contra el suelo, dónde lo juntaron con palas.
En su larga convalecencia, le sobró tiempo para meditar
que sin renunciar a su esencia, también se puede volar.
Retornó menos presuntuoso, comprendiendo su desliz,
ya no trata de imitar al águila, sino a la humilde perdiz.
Volar es bueno, para eludir a la trampa que te encierra,
aunque hay que saber andar, con los pies sobre la tierra.
y desde entonces, de las alturas, se ha negado a bajar.
Se acostumbró a la compañía de aves de bello plumaje,
las que escoltan su vuelo, cada vez que encara un viaje.
Desde su posición encumbrada, se distanció de la gente,
logrando que, en tierra firme, ya no tenga un referente.
La perspectiva lo indujo, a que se sienta un ser superior,
por liderar bandadas de especies, de una escala inferior.
Las aves se alineaban tras él, sin emitir ni un solo grito,
porque es sencillo sojuzgar la voluntad de un pajarito.
Sin tener un padre Dédalo, para que bien le aconsejara,
se elevó sin los recaudos que la prudencia encomendara.
Voló tan alto que, como Icaro, el sol chamuscó sus alas,
golpeándose contra el suelo, dónde lo juntaron con palas.
En su larga convalecencia, le sobró tiempo para meditar
que sin renunciar a su esencia, también se puede volar.
Retornó menos presuntuoso, comprendiendo su desliz,
ya no trata de imitar al águila, sino a la humilde perdiz.
Volar es bueno, para eludir a la trampa que te encierra,
aunque hay que saber andar, con los pies sobre la tierra.
HAY DIAS PARA TODOS
Diariamente se conmemora algo. Toda persona está representada.
El tema es impulsar más llamadas y la compra de alguna pavada.
Festejan su día el taxista, los canillitas, veterinarios y el abogado,
también las secretarias, el ferretero y quién nos vende el pescado.
En lo particular, este mes de junio, se presenta doblemente grato,
porque me saludan, en mi condición de padre y por pseudo literato.
El tercer domingo es el Día del Padre, por propósitos comerciales,
buen pretexto, para rodear una mesa, con mis hijos de comensales.
Me recuerda cuando eran chicos y peleaban por sentarse a mi lado
o por ser quién me entregue el regalo, que yo mismo había pagado.
El 13 es el Día del Escritor, recordando a Lugones, en su natalicio
y me involucran en el saludo, a pesar que, lo mío, es sólo un vicio.
Cuando me montan al carro del Escritor, yo bajo el pie del estribo,
porque no me considero aquello, aunque de vez en cuando, escribo.
Me afeito con mayor asiduidad y pongo en ello mucho más esmero,
sin embargo, nunca llaman para felicitarme, en el Día del Barbero.
Pero, si se apunta a la paternidad, aparece el orgullo y me regocijo,
ya que me siento padre y no quién, de tanto en tanto, tuvo un hijo.
El tema es impulsar más llamadas y la compra de alguna pavada.
Festejan su día el taxista, los canillitas, veterinarios y el abogado,
también las secretarias, el ferretero y quién nos vende el pescado.
En lo particular, este mes de junio, se presenta doblemente grato,
porque me saludan, en mi condición de padre y por pseudo literato.
El tercer domingo es el Día del Padre, por propósitos comerciales,
buen pretexto, para rodear una mesa, con mis hijos de comensales.
Me recuerda cuando eran chicos y peleaban por sentarse a mi lado
o por ser quién me entregue el regalo, que yo mismo había pagado.
El 13 es el Día del Escritor, recordando a Lugones, en su natalicio
y me involucran en el saludo, a pesar que, lo mío, es sólo un vicio.
Cuando me montan al carro del Escritor, yo bajo el pie del estribo,
porque no me considero aquello, aunque de vez en cuando, escribo.
Me afeito con mayor asiduidad y pongo en ello mucho más esmero,
sin embargo, nunca llaman para felicitarme, en el Día del Barbero.
Pero, si se apunta a la paternidad, aparece el orgullo y me regocijo,
ya que me siento padre y no quién, de tanto en tanto, tuvo un hijo.
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