miércoles, 12 de septiembre de 2007

ENSEÑANZAS

Estoy perdiendo habilidad, para recurrir a mi memoria emotiva
y cobijarme en tiempos gratos, cuando entro en crisis depresiva.

Hay ocasiones en que lamento, no haber padecido, en el pasado
y discernir, entre quien pasa un mal trance o es un desgraciado.

Quizás, por estos tiempos, no estaría gimiendo por los rincones,
al sentir, como que me he precipitado, de unos pocos escalones.

Yo veía el vaso medio lleno, si para alguien estaba medio vacío.
Hoy podría ahogarme en él, por un dolor, que asumo como mío.

Hay gente, que verdaderamente sabe del sempiterno sufrimiento
y, lo asume, con una entereza, de la que no dispongo y lamento.

Quién, aún soportando el desgarro, por la pérdida de algún hijo,
no he advertido que desesperara o que, en su desgracia, maldijo.

Para la opinión de los extraños, aparecen como seres insensibles,
aunque lo están sufriendo y resistiendo, de todas formas posibles.

Hay muchísimo para ir aprendiendo del temple de estas personas
que, ante la adversidad sacan pecho, enfrentando sus encerronas.

Quizás, aún me encuentre a tiempo, para asimilar sus enseñanzas,
advirtiendo que, periodos duros alternan, con otros de bonanzas.

LA PRIMERA VEZ

Hoy, los chicos la tienen más fácil, a la hora de debutar,
porque las chicas ya no histeriquean, haciéndose desear.

Algunos consiguen su cometido, ya en una primera cita,
otros, tienen que esperar algo más, si es con la noviecita.

En nuestro tiempo, la novia era prácticamente intocable
y, no había, para descargarnos, condicionadas por cable.

Los de nuestra generación, apelamos a un similar inicio,
alquilando una prostituta, para que brindara el servicio.

Si no existía un tío canchero, que oficiara de capitalista,
hacíamos una vaquita, para participar de una larga lista.

Para muchos, aquella experiencia, resultó casi imborrable,
solamente, lograron dejar atrás, con penicilina inyectable.

En mi caso, fui con otros nueve, a diez minutos cada uno
y ocupose la meretriz, de que, virgen, no saliera ninguno.

Recuerdo que esa primera vez, no resultó nada agradable.
Entrar al grupo de los debutantes, fue lo único rescatable.

No olvido que nos prohibió, que la besáramos en la boca,
al notar sus encías desdentadas, nadie tuvo esa idea loca.

Había un catre y, para su higiene, usaba hojas de diarios.
El último, que era un amigo sordo, pudo leerle los labios.

sábado, 1 de septiembre de 2007

SER FELIZ

Sobre la felicidad se han escrito, miles de poemas y sonetos,
resultando claro que, nadie la goza, por períodos completos.

Por eso hay que disfrutarla, sabiendo que no es permanente,
porque, fácilmente puede esfumarse, en el instante siguiente.

Es siempre un pequeño detalle, el que produce la diferencia,
si llega, por algunos momentos, contentará nuestra existencia.

Sirvan estas muestras, para graficarlo: Es feliz, a mí me late,
esa gordita que mueve el culo, mientras disfruta un chocolate.

Cincuentones que, con sus completos equipos, van ataviados,
a cruzarse en un picado de fútbol, con otros Messis frustrados.

Ese cartonero con su carrito, a quién nada hace que se acalle,
cuando, gambeteándole a su suerte, pasa silbando por la calle.

Con una copa en la mano, se puede ser feliz, en un día soleado,
mientras se habla con el parrillero, de cómo marcha el asado.

Aquí me detengo, al advertir tardíamente, que cometí un desliz:
acabo de darme cuenta que, con más que eso, no supe ser feliz.