Es increíble, hace poco tiempo comencé a escribir en rima
y, hoy, se ofrece en las librerías, la que es mi ópera prima.
Sin haber vendido ningún libro, el éxito se descuenta, igual,
ya que, resulta un pingüe negocio, aunque, para la editorial.
Pensar, que pueda exhibirse con otros textos, me emociona,
talvez compartiendo un estante, con Borges o Doña Petrona.
Editar un libro es muy sencillo, todo es cuestión de pagarlo,
lo difícil, es encontrar un lector, con intención de comprarlo.
Sólo lo leyeron quiénes me quieren y, por ello, me alientan,
al someterlo a nuevas críticas, espero que éstas no mientan.
¿Quién será el individuo, que pague, por el primer ejemplar?
El que sea, alegrará a personas, de las que conozco un par.
A mí, por elegir mis versos, a pesar de ser escritor reciente
y al vendedor, pues de seguro, van a ascenderlo a gerente.
Si los ejemplares, apilados, no logran conmover a extraños,
tendré asegurados mis regalos, por los próximos diez años.
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