Hombre de salud endeble, pero que a nadie resultó indiferente.
Pasó su vida en un hospital, alimentando el morbo de la gente.
Por unas adherencias en su prepucio, lo habían circuncidado,
las enfermeras lo ridiculizaban: "Ahí viene el Pico Truncado"
Con la columna vertebral arqueada, no podía quedarse parado,
allí, su sobrenombre fue cambiado, por el de Chañar Ladeado.
Una infección urinaria, resecó su vejiga y la burla se hizo eco,
apuntando a su dificultad para evacuar, le decían Arroyo Seco.
Su poca orina no era límpida. Despedía impurezas, aquél rubio,
lo que expulsaba por las largas sondas, recordaba a RíoTurbio.
Le practicaron ano contra natura, su mal ya se había ensañado
y, también, el mal gusto de la gente, al apodarlo Pozo Borrado.
Su larga cabellera se raleó, perdió un ojo y estaba casi muerto,
ya muchos le llamaban Sauce Viejo y, algunos, Venado Tuerto.
Creyó haber hecho suficientes méritos, por eso agonizó contento.
Cuando muriera, pondrían su nombre, al pueblo de nacimiento.
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