martes, 15 de julio de 2008

MI AMIGO CÁNDIDO

Mi amigo Cándido, era una persona muy crédula e inocente,
que no tenía malicia y, confiaba, en la conciencia de la gente.

No creía que hubiese quién atropelle con su auto y se escape.
(Yo le manifestaba que, entonces, estaría viviendo en un taper).

Ignoraba que corrieran picadas, haciendo que el motor ruja,
(Fue cuando comenzó mi duda, si no se mudó a una burbuja).

Pensaba que en un hospital público, se atiende bien al enfermo.
(Ante ello, fue que le pregunté si, acaso, él vivía en un termo).

Por confiar en la conducta social, iría a llevarse gran chasco,
un día que salía de su casa (Que, en realidad, era un frasco).

Aquella vez, atravesando una avenida, por la senda peatonal,
un auto, corriendo carreras, lo arrolló, en un embate mortal.

El conductor, sin detenerse, continuó su vertiginosa marcha.
Quedando, agonizando, en medio de una sangrienta mancha.

Luego de esperar horas, la ambulancia, murió en el hospital.
Los médicos estaban de paro, faltando vendas e instrumental.

Me quedé con ganas de recriminarle, por haber sido confiado.
Seguramente, desde su nube de pedos, ya habrá reflexionado.

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