Me están diciendo que, allá afuera, hay gente viva,
que disfruta, busca alegrarse y se mantiene activa.
Que está viva y no es que lo esté, sólo porque respira,
minimiza los malos momentos y los buenos los estira.
Que socializa con otras personas y se compromete,
que tiene sus errores, se rehace y de nuevo arremete.
Que tiene tiempo para el goce de una sana diversión,
lo que es, a sus problemas, como una compensación.
Cada quién, es miembro de un grupo de pertenencia,
acaso, por afinidad, o se corresponde con su esencia.
Trabaja, aunque no mucho; se afana, pero no tanto,
convive en sutil equilibrio, entre el amor y el espanto.
Con envidiable tesón, plasma sus sueños y proyectos
y brega, incansablemente, para preservar sus afectos.
Con quiénes se reúne, no buscando arreglar el mundo,
dado que, nutre sus charlas, temario menos profundo.
Que no teme enfrentar el día y le quita dramatismo
porque si no resulta hoy, si es mañana, da lo mismo.
Cuando, de modo casual, veo tanta gente sonriendo,
pienso que, seguramente, algo me estaré perdiendo.
Debiera obligarme a salir, para ir a ver de qué se trata,
quizás logre correr el velo, de una vida algo más grata.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario