Una combi se desplazaba, a través de transitadas rutas,
regresaba de las montañas, los lagos y algunas grutas.
Organizado por PAMI, trasladaba un tour de ancianos,
venía a marcha forzada, pues querían llegar temprano.
Algo, de pronto, al chofer, demandó toda su atención,
notó que la carretera, adelante, estaba en reparación.
Levantó el pie del acelerador, reduciendo la velocidad,
lo que inquietó levemente al pasaje, de la tercera edad.
Muchas señales lo limitaban a transitar por una franja,
había varios banderilleros y unos conos color naranja.
En la banquina y sin previo aviso, él detuvo su marcha,
aprovechando, del asfalto, una parte algo más ancha.
En el lugar, hizo descender a una abuela y un abuelo,
a quiénes, muy solícitamente, ayudó a pisar el suelo.
Luego continuó su camino, recorriendo algunas millas,
pero volvió a detenerse, cuando vio a otras cuadrillas.
Repitió la operación, dejando algunos ancianos más,
a los que también abandonó, sin después mirar atrás.
Por fin, ya no quedó ninguno y arribó sólo a su destino,
entonces le preguntaron por qué, los dejó en el camino.
Casi sin inmutarse y sin modificar, de su voz, el tono,
dijo le habían aconsejado, abandonar viejos en-conos.
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