Si la muerte me citara de urgencia, de manera inesperada,
sin darme tiempo a preparar el viaje, a mi última morada.
Si llegara, sin ser el epílogo, de una enfermedad postrera,
de las que curten el sufrimiento, de una familia que espera.
Si fuese tan repentina, que me sorprendiera sin respuesta,
como si, acaso, pudiera evadirme, de esa llamada funesta.
Si creyera y sugiriera, que no son, vía y fecha apropiadas,
al menos, pediría tiempo, como para hacer mis llamadas.
Apelaría a todo mi, hasta hoy oculto, poder de persuasión,
para conseguir la gentileza, de una pequeña postergación.
No me tomaría la licencia, de efectuar pláticas de cortesía,
no hay ninguna posibilidad, ya que mi agenda está vacía.
Si no fuera mucho pedir, quisiera estar con plena lucidez,
para marcar correctamente, de un solo intento, por vez.
Tres llamadas, quisiera hacer, antes de encarar la partida,
solo tres llamadas y que, cada una, me fuera respondida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario